Selene Hernández Esquivel.
El pasado viernes 11 de Octubre se inicio
la jornada de trabajo del segundo módulo del Diplomado Sembrando la educación
para la Paz, el cuál contó con la participación del facilitador Roberto
Hernández Ugalde, un destacado capacitador procedente de la ciudad de San
Cristóbal de las Casas, Chiapas.
La dirección y contención que Roberto nos
brindó a todas y todos fue en un tono de “Concordia”
en toda la extensión y la fuerza de la palabra, siendo fiel a su raíz etimológica
(Con: encuentro, acción conjunta y Cordis: corazón) y logrando un verdadero
encuentro de corazones. Sin embargo, el proceso dio inicio a través de la
confrontación personal, con el trabajo de nuestro cuerpo, las emociones, el
intelecto y nuestro espíritu.
Una de las muchas conclusiones a las que
llegamos fue la relación reciproca que existe entre la paz, que se construye con el corazón y el
corazón que se fortalece con la paz. Vivenciamos
un ejercicio de empatía, teniendo la oportunidad de saber cómo los compañeros y
compañeras percibían el caminar por la
vida como nosotros. Dicho proceso no se
puede lograr sin el Autocuidado, otra
de las palabras claves que se mantuvieron en la atención flotante del grupo; el
cual se trabajo por medio del reconocimiento y la expresión de nuestras propias
necesidades, lo que nos llevo a muchos y muchas al límite del agotamiento
emocional, cada uno con un proceso que respetaba el desarrollo individual de
cada quien, con el objetivo de que estuviéramos lo más cerca posible de nuestra
posición de arraigo.
Uno de los momentos de clímax que vivimos
fue el tocar las heridas del alma de todas las personas, reconociendo cual era
nuestra máscara, nuestra sombra y nuestra luz. En donde los insight o
serendipias estuvieron al servicio de todas y todos. Tocando las necesidades
más básicas y profundas que tenemos. Dando inicio con el Amor y la herida del
abandono que provoca; siguiendo con el poder y su herida de la perdida de
autonomía y terminando con la serenidad y su herida de
inseguridad.
Se planteó el proceso de convivencia
saludable con éstas heridas, por medio
del encuentro en equilibrio de nuestra máscara y nuestros modelos mentales o
creencias. Las cuales llegan a determinar la posición de sufrimiento o cambio con las que afrontamos la vida. La sesión de trabajo se concluye y Roberto se
despide, compartiéndonos su adaptación personal de la tradición judeo-cristiana
de dar bendiciones (persinar):
“Por el amor, por el
poder, por la serenidad, por la justicia y por la Paz”